lunes, 9 de marzo de 2009

Cuando pierdo los nervios

Me considero una persona bastante tranquila, y ante todo pacífica. No es fácil sacarme de mis casillas, y normalmente suelo evitar cualquier tipo de conflictos, pero a lo largo de este primer curso universitario me he dado cuenta de que soy mucho más irritable de lo que pensaba.

Lo admito, soy la primera que puedo tener "días vagos", de hecho hay muchas tardes en las que el trabajo se me amontona y lo único que quiero es ir a mi casa, coger la manta y echarme una buena siesta en el sofá. Sin embargo, me quedo trabajando y sacando tiempo de donde sea para llevar las asignaturas al día. Me cuesta mucho, y quizá mi humor no sea el más apropiado, pero si quiero hacer las cosas bien tendré que sacrificar algunas horas de sueño para lograr mi objetivo.

Conforme van pasando los días, voy conociendo mejor a los compañeros, y si bien es cierto que somos una clase con gente bastante agradable, a la hora de trabajar no es lo mismo. Poco a poco distingues a aquéllos que se quedarán contigo en esas tardes interminables para terminar el trabajo, y esos otros que escurrirán el bulto y se irán a su casa a echar la siesta, a jugar al CS, o a lo que Dios quiera que hagan.

Las personas vagas pueden conmigo, no voy a engañaros. Si tengo que entregar una práctica individual, y he decidido estar tumbada a la bartola en lugar de acabarla, soy yo la que acarrearé con las consecuencias. Pero cuando hablamos de trabajos grupales, se me caería la cara de vergüenza si son mis compañeros los que tienen que pagar que yo haya decidido tomarme un fin de semana de relax.

Pues bien, esto hay gente que no lo comparte. No soy nadie para andar ahora censurando opiniones, pero una cosa es no tener un buen día y otra ser un vago integral. Lo peor de estos holgazanes es que encima hay algunos que le echan morro al asunto, poniéndote mil y una excusas de por qué no puedo venir hoy a hacer esto y por qué tú vas a tener que pasarte toda la tarde descifrando lo que pone en una hoja de papel arrugada mientras yo me voy de cañas.

Resumiendo: sigo una tarde más en la universidad, muerta de sueño, con ganas de irme a mi casa... y sin poder parar de trabajar, porque pasa el tren de la evaluación contínua y se va sin ti aunque tengas billete.

6 comentarios:

  1. la verdad que trabajar en grupo es bastante feo, porque siempre acabas haciendo tu el trabajo de los demas... pero weno, esa es la vida del estudiante...

    te sigo! me gusta mucho leerte!!

    ResponderEliminar
  2. Ya sabes que tienes un compañero con el cual puedes ir a hacer tooooooooooooodas las prácticas de grupo que quieras. E individuales, por supueso :-)

    ResponderEliminar
  3. Trabajar en grupo es bastante incomodo, siempre esta el que se la hace a punta de los demas, no te preocupes al final de lña carrera cuando todo te salga bien, va a ser suficiente para vos, para los vagos creeme que no suele suceder igual.

    ResponderEliminar
  4. Soy profe y cuando he puesto trabajos en grupo hago que los alumnos se puntúen en secreto entre ellos. Y siempre se dan lo máximo, lo cual demuestra que los que son muy trabajadores son un poco bobos desde mi punto de vista, al no penalizar a los compañeros más carotas.
    El año pasado por ejemplo, en 140 alumnos de unos 40 grupos solo hubo puntuaciones de castigo en 3 grupos.
    Para que unos se aprovechen es necesario que los demás lo permitan. Y lo permiten.

    ResponderEliminar
  5. Gran verdad, la gente se cree que la universidad es jauja, pero tranqui que ya les llegarán los suspensos

    ResponderEliminar
  6. para los que estamos lejos no corre
    gracias =)

    ResponderEliminar